miércoles, 22 de febrero de 2012

Una cosa lleva a la otra

Hace varias semanas escribí una idiotez que llevaba por nombre Animalejos, en la cual confesaba una fantasía mía que versaba sobre como un encapuchado le quitaba el caballo a un paco y desde aquel noble corcel procedía a darle guaraca a los soldados de la elite. Algo me dice que esto se me debe haber ocurrido al rememorar alguna gesta del libro "Lautaro, joven libertador de Arauco", el cual a su vez debió haber venido a mi memoria luego de una frase que me dijo mi hermana mientras veíamos noticias una mañana de 2011 y en donde la prensa burguesa mostraba a los estudiantes enfrentándose a las Fuerzas de Orden con palos y piedras, mientras éstos les lanzaban gases lacrimógenos y agua con caca. "Cacha, es como cuando los mapuches peleaban con los españoles, con puras piedras"...

Lo interesante es que dicha observación, a su vez, remite a la disparidad de elementos en la lucha, pudiendo visibilizarse la existencia de dos grupos armados, en donde el equipamiento represivo de uno es de mayor sofisticación que el del otro, limitándose el armamento del grupo menos sofisticado a elementos que forman parte del entorno mismo palos y piedras... a excepción quizás de una que otra honda. No de buena onda, si no que de honda usada por Bart Simpson y/o Daniel El Travieso... esa onda... Y a propósito de Daniel El Travieso... ¿Se acuerdan que el Pinochet culiao pa guardar su dinero robado al pueblo chileno "noooo, si el Tata habrá mandado matar a mucho weón, pero nunca le robó un peso a nadie" se inventaba nombres falsos en el Banco Riggs, y que uno de ellos era Daniel López? ¡Nombre culiao trucho! ¡Es tan común que es obviamente sospechoso! Y es un nombre tan común que llega a ser gracioso y pintoresco que el cerdo fascista lo haya escogido para intentar camuflar su acción ilícita...

Hace poco Fernando González anunció su retiro del tenis profesional. Me acordé inmediatamente de Hermes Gamonal. ¿Qué fue de ese weón? Todo indica que pasó sin pena ni gloria. En todo caso, como dijo el Chino Ríos: "no estoy ni ahí".

En mi pieza tengo colgada una raqueta. Yo no juego tenis. Me la regaló cuando pendejo un amigo de mi viejo con el que jugaba tenis. Que yo sepa, mi viejo tampoco jugaba tenis y tampoco tenía raqueta. Pero ahí estaba yo y ahí estaba él con su amigo (y parece que otro más) jugando tenis en unas canchas de arcilla que quedaban cerca de la casa en que vivía la Natalia Cuevas. ¿Se acuerdan de la Natalia Cuevas? Imitaba gente pero sin tanta gracia como Kramer.

Mi raqueta es una Dunlop John McEnroe Pro, hecha a la antigua, con madera. Una vez con mi tropa de amigotes compañeros de colegio jugamos tenis y me hicieron ver, al observar mi raqueta old school, que era una reliquia. El hecho de que fuera posiblemente una reliquia hacía que me dieran más ganas de cometer la herejía de hacerla rebotar contra el suelo, provocándole potencial daño y mermando su estado. Pero mi raqueta es de las buenas, porque es de las antigüitas, por lo que ningún daño sufrió.

En internet vi unas fotos de los pacos lanzándole bombas lacrimógenas a los ayseninos durante sus jornadas de protestas. Las bombas por el aire, dejando su estela de humo tosedor según la trayectoria del proyectil, se asemejaron en mi mente enferma a una pelota de ese jueguito que es como el tenis pero no es el tenis, en que la pelota —o lo que sea que se tire— no es una simple esfera sino que tiene como un agregado.

Pensaba en lo bacán que sería poder responderle una lacrimógena a un paco culiao con una raqueta de tenis. Sería épico. Sería hermoso. Y pensé en lo trascendentalmente simbólico que sería que alguna vez, aquellos deportistas tan amados por el pueblo como Fernando González o Nicolás Massú salieran a la calle a responder las bombas con raquetazos. El clímax de la escena llegaría con la sorpresiva aparición de la Kournikova Chilena, quien no sólo se metería su raqueta por la zorra, sino que también a un guanaco entero, ante la admiración de la muchedumbre perpleja.

¿Será pecado acaso tener fantasías de este tipo en las jornadas de enfrentamiento con las Fuerzas Especiales? Si tuviera los recursos, gustoso haría una película en donde se incluyan escenas del encapuchado monta-caballos y del tenista que usa su raqueta por la defensa del amor y la justicia. Si fuera menos pajero y tuviera más confianza de mis trazos, dibujaría dichas escenas en un cómic.

Pero no sé qué es lo que ocurrirá finalmente. Lo más probable es que el tiempo pase, y ante el evidente no cumplimiento de mi fantasía, en un día cualquiera, seré yo el que le quite el caballo a un paco y desde ahí responderé con raquetazos a las bombas lanzadas por los cerdos.

Total que una cosa lleva a la otra.

No hay comentarios: