domingo, 6 de noviembre de 2011

La discomicro y la discometro

Andar en micro o en metro tiene una similitud muy importante con el acudir a una disco o lugar afín donde no pare el bailoteo. Esta similitud radica en la relación que uno como varón lolo lleno de vida o adulto-jovén cortés y educadito tiene con el género femenino.

Y la similitud de la que hablo se expresa en dos acciones concretas: Ofrecerle el asiento a una señora y sacar una mina a bailar.

El modus operandi es el mismo en ambos casos, siendo idénticos los pasos previos para concretar la acción.

Por ejemplo, en ambos casos lo primero que se hace es observar el entorno buscando a la fémina adecuada para hacerle el ofrecimiento.

A veces uno ve a lo lejos a la candidata perfecta pero una suma de eventos desafortunados impide el contacto visual. Ella lo único que quiere es que uno le haga el ofrecimiento pero tampoco hace nada por acercarse porque duda que uno se haya fijado en ella. "No, él no me invitará, mejor miro para otro lado". Las razones de esto puen deberse a que la mujer en cuestión no se siente lo suficientemente washita carnúa o lo suficientemente vieja como para dar la instancia de recibir la invitación... o simplemente cree que uno es tan aweonao que nunca se avisparía. "Este weón no se da cuenta".

Otras veces uno halla a la candidata perfecta y tiene todo listo para hacerle el ofrecimiento, pero se atraviesa otro que está más cerca y te la arrebata, dejándote con las ganas.

Sin duda, lo más patético y lúser es lograr el contacto visual, hacer el ofrecimiento de la forma más educada y galante del mundo, tratando de expeler el máximo de testosterona posible... y que te digan que no. ¡Que te digan que no! ¡Qué chucha!

Una variante de lo anterior es cuando una mina le ofrece el asiento a una vieja cuando justo uno lo iba a hacer. "¡Pero si pa eso soy el hombre!" Es como cuando las minas bailan entre ellas. ¿Pa qué hacen eso? Pico, poco me importa en realidad.

En todo caso, creo que tanto en contexto micro/metro como en contexto disco/bailongo lo único que las mujeres quieren es que uno les haga el ofrecimiento, aunque no lo reconozcan.

Una situación que no recuerdo que me haya tocado, pero que debe ocurrir en las dos situaciones descritas, es que sea la mujer la que haga el ofrecimiento, o sea que ella tome la iniciativa de o sacarte a bailar o pedir el asiento. "Baila conmigo y mira mi cuello sudado" (rico). "Dame el asiento y mira mi cuello sudado con lunar con pelo" (mala volá).

Las anteriores son las situaciones más típicas. Sin embargo, debo reconocer que aún falta estudiar los efectos de hacer el ofrecimiento con una lata de cerveza en la mano. Aventuro que los resultados variarán según horario, marca de la chela, nivel de cara de curao, forma de pronunciar y forma de mirar.

Y sí, la situación de pasajero es calcada de la situación de jote discotequero, pero hay algo que distingue a cada caso. La diferencia radica en la expectativa que uno como joven varón tiene en ambos contextos. Mientras en el bailongo uno lo único que quiere es que esté lleno de minurris pa hacerse el lindo y aplicarle a un perreo intenso y chacalonero, dándole sin miedo, rompiendo el suelo y sintiendo el choque, en la micro o en el metro uno sólo desea que ojalá no haya ninguna abuela de mierda para así viajar sentado sin culpa alguna.

Dicho lo anterior, dejaré enunciado un próximo experimento: Sacar a bailar una vieja en la micro.

Y antes de irme quiero hacer una aclaración: No voy a discos ni uso transporte público. Todo lo soñé o lo vi en Youtube.

Y puta la weá, ahora que releí esta mierda que escribí me cargó porque quedó como la narración de un papito zorrón chucha perro y la weá, más encima que me carga bailar y los locales culiaos donde se hace porque hay pura bulla, no se puede conversar y además bailo como la corneta. Lo publicaré de todos modos, en la semana me reivindicaré cortando calles, escuchando Anarkia Tropikal o tirándome de hocico a un cactus por weón... lo que pase primero.

1 comentario:

Ema dijo...

jajajajajajajajajajjaja Què loco!!! Lo que más me gustó fueron los dos últimos párrafos, buen remate, podrías hacer un libro ;)