domingo, 5 de abril de 2009

Historias de librería

Podría hablar —escribir— de muchas cosas. Por ejemplo podría contar qe vi en vivo y en directo a dios (Mike Patton) y, junto con eso, causar polémica pelando a Chris Corneta y además hacer un breve análisis del consumismo creado en torno a los conciertos en Chile. Podría hablar de feos culiaos y gente de mierda en general, así como también podría escribir acerca de los elementos qe hacen posible la condición humana o hacer un comentario sobre lo rico qe es rascarse un coco. Pero no haré ninguna de las opciones antes descritas porqe me da paja.

Hace mucho mucho tiempo, en una galaxia muy muy lejana, mi padre compró 3 películas chilenas en DVD. Ayer, mientras buscaba qé hacer con mi vida, descubrí qe había una qe estaba totalmente virgen; no había sido abierta jamás y tenía su sello intacto. No pude resistir la tentación y, dado qe me encontraba yo solo con ella en mi pieza, aproveché la oportunidad y la tomé entre mis manos y rompí su sello protector; me costó un poco hacerlo pero finalmente cedió. No sangró ni nada por el estilo.

El nombre de la susodicha era HISTORIAS DE FÚTBOL y me agradó desde el primer momento porqe empezaba con uno de los personajes parafraseando a Mauricio Redolés en "La persecución del poema y de la poesía según mi padre conmigo jugando fútbol".

¿Por qé digo todo esto? Bueno, aparte de qe porqe me gusta escribir caca, es porqe la estructura de la película me dio la idea qe me motivó a volver a escribir en este blog; se trata de 3 historias distintas vinculadas al jurgol. Por ende yo, como soy tan original, haré lo mismo pero contando 3 bellas (avellas) historias vinculadas al apasionante y desorbitante mundo de las librerías, ese mundillo con códigos propios y personajes alucinantes, dotados de una magia qe encandila y ensordece. ¿Le estaré dando mucho color? ...Yo creo qe sí, pero insisto: ME GUSTA ESCRIBIR CACA.

Una breve introducción para contextualizar: Durante febrero y parte de marzo deste año estuve trabajando en una librería acá en SN BK. No era una librería de libros sino qe una de útiles escolares y artículos de oficina. Mi trabajo era de empaqetador, por lo cual tenía qe manejar paqetes de todos tamaños, formas y colores, constituyéndose ésta como la pega más gay qe he tenido en mi vida; además tenía qe usar una pechera roja, lo cual hacía todo más gay. Sin embargo aprovecho la ocasión para aclarar qe soy un amante y adicto a la vagina y qe soy tan hombre qe podría estar en el Club Miel con un tutú y cantando canciones de Miguel Bosé y seguir siendo un digno hijo del toki Lautaro.

En fin, vamos al grano... como dijo el dermatólogo.

PRIMER TIEMPO: La Señora de Av. Colón

El sábado 14 de febrero me lancé a tierras rancagüinas a visitar a mi amada María y disfrutar juntos de aqel mediático fin de semana de amor. Todo fue muy ameno, feliz y contento; podría narrar algunas de las peripecias qe ocurrieron en la VI Región, pero no tienen nada qe ver con librerías así qe no. La cosa es qe el lunes tenía qe dentrar a trabajar a las 9 de la mañana así qe el sábado mismo me compré un pasaje de bus qe saliera el lunes en la mañanita pa alcanzar a llegar a mi pueblo.

Tomé el bus y llegué, pero llegué terrible temprano. Eran las 8 yo estaba a la deriva, sin plata pa ir a mi casa y volver y demasiado pajero pa caminar hacia allá. No qedaba otra qe hacer hora vagando. Caminé por Av. Colón y me acordé qe allí habían instalado hace poco unas especies de máqinas para hacer ejercicio y qe son bastante llamativas. Me acerqé y descubrí qe tenían instrucciones de uso y qe estaban clasificadas en aeróbicas y no sé qé otra weá. La cosa es qe mientras leía las instrucciones una señora qe hacía ejercicio me hace un comentario acerca de lo bien qe se sentía ejercitándose, yo le respondí qe el ejercicio hacía bien pa desestresarse.

Automáticamente nos pusimos a conversar. Me habló de su vida y me confesó qe hacía ejercicio porqe qería salir de su depresión. Su marido le pegaba y ya estaba decidida a no tolerarlo más, se había propuesto a sí misma disfrutar la vida. Me contó lo mucho qe le gustaba sentirse plena y qe vasilaba a Inti-Illimani (¿o Illapu?... no me acuerdo exactamente del grupo qe me dijo) pero qe no por eso iba a dejar de ser de derecha. Hablamos de política y me dijo qe votaría por Piñera porqe "él es un empresario y al país hay qe llevarlo como a una empresa". Yo le dije qe pensaba distinto y me respondió con un "hazle caso a esta vieja". (Obviamente, no le haré caso). Seguimos conversando y opinamos sobre la juventud actual, pelamos a los pacos y el poco tino qe tienen, me habló sobre su joven vecino drogadicto al qe sólo a ella le hizo caso de enmendar su camino. La conversación siguió su curso y tocamos el tema de la historia de Chile, se confesó admiradora de Manuel Rodríguez y detractora de O'Higgins (raro para alguien qe dice ser de derecha por cierto) y me comentó ser descendiente por parte de no sé qién de los Carrera y qe el verdadero apellido de ellos era "De la Carrera" pero qe tuvieron qe cambiárselo cuando fueron perseguidos. Se notaba educada la señora, era rubia y me hizo saber qe era hija (¿o nieta?... ese detalle no lo recuerdo bien tampoco) de inmigrantes vascos y franceses. Hablamos de la corrupción de los políticos y le hice notar qe todos son una mierda.

De repente ella se baja de la máqina de hacer ejercicio y me dice qe se tiene qe ir. Seguimos conversando otro poco y me dijo qe sabía decir "Te amo" en francés, alemán, inglés e italiano. Conversamos otro resto y antes de irse como qe me mira y me analiza. Me dijo "usté no es cuma", me miró de nuevo y me dijo "esa chasca qe usté tiene le qeda bien, no parece cuma". Después miró mi ropa y me dijo "no anda mal vestido, se ve bonito". Después como qe me miró a la cara y dijo algo así como qe ella no era discriminadora y qe apoyaba la causa mapuche. Luego deso nos despedimos, miré la hora y eran un poco más de las 8:45 y estaba justo pa llegar a la librería caminando. La simpática viejuja me hizo pasar el tiempo rapidito.

Y así termina esta primera historia. Me salté muchos detalles, como por ejemplo el nombre completo de la señora (porqe me lo dijo) así como también cómo le decía su marido cuando qería qe le diera plata y qe cuando no necesitaba la apodaba simplemente CONCHETUMARE. Aprovecho de dejar en claro qe odio con todo mi ser los abusos en contra de las mujeres y qe si tuviera el tiempo (y qizás la fuerza) le sacaría la chucha a todos esos sapos culiaos. Por otro lado... nunca es tarde para empezar...


SEGUNDO TIEMPO: La Cubana

Un día X me encontraba yo realizando mis labores de empaqetador. Había una radio (qe era de la Mabel, la cajera) qe usábamos pa sintonizar alguna weá (por lo general la Pedro Aguirre Cerda FM, qe era la qe con menos distorsión se escuchaba porqe la antena estaba pal pico). La weá es mientras revisaba qe hubiese concordancia entre el detalle de la compra y los productos digitados (los cuales además ponía en bolsas... dobles pa qe no se rompieran) estaba sonando una canción de Arjona.

Me carga Arjona y encuentro qe todas sus canciones son iguales. La weá es qe la cagá de canción qe sonaba era esa qe habla de un gringo qe va a Cuba y se enamora de una cubana y ella de él. Es esa canción qe en una parte dice esto:

"Ella mueve su cintura al ritmo de un tan tan
Y él se va divorciando del Tío Sam
Él se refugia en su piel... la quiere para él
Y ella se va olvidando de Fidel
Qué sabían Lenin y Lincoln del amor"

Ya, la weá es qe yo en un momento, mientras sonaba el tema dije "¡QÉ IRREAL ESA CANCIÓN!". Una clienta a la qe recién le había entregado sus bolsas me escucha decir eso y me dice "No, es de verdad, yo soy cubana y lo sé".

Yo cacho qe tendré qe creerle porqe tenía acento cubano.

Nunca hubiese pensado qe Ricardo Arjona hubiese tenido la razón. ¿Habrá qe creer también qe los taxistas son galanes y se culean a sus pasajeras? La respuesta, amigos míos, se encuentra en vuestros corazones.


ALARGUE: El colectivero

Era un domingo y me había tocado trabajar. Ese día iba a haber una tocata gratis en el Mall Florida Center.

Una vez terminado el turno dominguero, me dispuse a esperar un coleto pa llegar al toqe a mi casa, echarle algo a la guata y salir.

Hice parar uno y me subí adelante. El chofer era igualito al DJ Black.

Íbamos por Freire y al llegar a la esqina con Arturo Prat, unos pokemones (eran dos, un loco flaco y una pokeguatona) intentan cruzar con luz roja, el chofer alcanza a frenar y no los atropelló, pero antes de seguir su camino le dice al loco "¡SACA A LA CHANCHA PO WEON, OH!" y la gorda qedó pa la cagá. La culpa había sido de ellos por imprudentes y el DJ Black estaba en todo su derecho de emputecerse.

La weá es qe nos pusimos a intercambiar diálogos en una hermosa acción comunicativa y mostró su parecer de qe los jóvenes de ahora eran súper irrespetuosos con los mayores. Me habló de lo mucho qe le gustaba su trabajo y qe cuidaba a los clientes porqe eran su fuente de trabajo, me dijo qe cuando manejaba de noche y alguno no tenía plata lo llevaba igual y si iban medios cufufos también porqe era la misma gente qe transportaba toda su vida y qe no podía dejarlos botados. Me habló de lo paciente qe era con las personas qe pegaban portazos porqe entedía qe muchas veces era sin qerer.

Me habló también de un altercado qe hubo una vez con gente de la villa Rapa Nui. Lo qe pasó, según él, fue lo siguiente: Alguna vez un colega suyo iba pasando con el colectivo por la Rapa y un cabro chico qe estaba jugando (o weando o haciendo lo qe fuese, para el caso da lo mismo) no se qiso correr y el chofer lo retó. El pendejo le tiró un pollo y el viejo se emputeció y se bajó y como qe lo amenazó y/o lo zamarreó o algo así. Llegó el padre del niño y como qe le ofreció combos al colectivero. Después, no sé por qé, llegaron caleta de colectiveros y persiguieron al padre del niño escupidor hasta su propio depto. pa asustarlo.

El contexto de lo recién narrado se encuentra en un periodo en qe, según Dj Black, la gente de la Rapa tenía ataos con los colectiveros y habían conflictos y se botaban a choros. Los colectiveros decidieron dejar de pasar por esa villa y la gente terminó por cambiar su actitud y después todos fueron felices. Allí fue entonces cuando DJ Black aprovechó de enfatizar lo importante qe son las buenas relaciones entre colectiveros y vecinos de las distintas villas.

La historia del colectivero tenía muchos más detalles pero, a diferencia de la historia de la señora de Av. Colón, no los omití a propósito sino qe me le olvidaron completamente.

Seguí hablando con el colectivero y me recalcaba qe le gustaba su trabajo y qe se sentía cómodo en él y qe además los pasajeros le agradecían qe pusiera rock y no cumbias o reguetón. En efecto, íbamos escuchando la Futuro. En eso ve qe andaba con una polera negra y una chasca y me pregunta si me gustaba el rock. Le dije qe sí y qe incluso tenía una banda. Me habló de su hijo, el cual había estudiado en el Instituto Nacional y qe después de salir de la Universidad se convirtió en director de la orqesta de susodicho establecimiento. Fue ahí cuando la conversación musical llegó a su fin porqe yo me tenía qe bajar. "Un gustazo, amigo" le dije y me fui.

La moraleja desta historia, teniendo por supuesto qe la historia del chofer es cierta, es qe COLECTIVEROS UNIDOS JAMÁS SERÁN VENCIDOS. Por lo demás, si alguien se sabe la historia completa, podría contármela pa no perder los detalles en mi cabeza llena de puras weás.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Unas palabras al cierre: tengo ganas de ser atropellado por algún hijo de Piñera o algún otro facho y qe me den la mansa indemnización, luego, recuperarme mágicamente, qedar sin ninguna secuela y disfrutar de aqel dinero.